Autor: Benito Pérez Galdós
Páginas: 230
Tapa: Dura
Editor: Editores Rueda
Ramón Villaamil es un hombre mayor que ha sido cesado de su puesto en la Administración Pública cuando le faltaban unos pocos meses para jubilarse. Es un funcionario honrado, pero también conformista que todos los días va a hacer visitas a amigos y conocidos con el fin de que lo recomienden y pueda volver a ser contratado y así completar el periodo laboral requerido para acceder a una pensión de jubilación.
Con Ramón viven Pura, su esposa, una mujer a la que solamente le interesan las apariencias y trata de animar a su marido para que se esfuerce más en conseguir un empleo. Milagros, hermana de Pura, es la que se encargaba de cocinar en la casa, en su juventud tuvo una voz prodigiosa y estuvo a punto de llegar a ser cantante. Abelarda, la hija del matrimonio es una joven apocada y mentalmente inestable, que mantiene un noviazgo con el joven Ponce aunque no lo ama. Por último el pequeño Luis, de 7 años, vástago de Luisa, la hija difunta del matrimonio Villaamil.
Las tres mujeres de la familia acudían con frecuencia a la ópera y al teatro gracias a que Ponce les conseguía las entradas. Se esforzaban en aparentar un buen status económico aunque quienes las conocían sabían que su situación era precaria. Uno de esos conocidos las había apodado como las “Miau”, por los rasgos felinos de sus rostros.
Mientras ellas se dedicaban a aparentar por un lado y por otro a empeñar cosas para conseguir algo de dinero, Ramón iba cayendo en la desesperación de no ser contratado en la administración y ver como a tramposos, holgazanes y corruptos eran colocados y prosperaban. Con frecuencia pedía a su nieto Luisito que fuese a entregar alguna carta que escribía dirigidas a conocidos en busca de ayuda y que esperase la contestación. Pero las respuestas eran siempre negativas, solamente el Señor Cucúrbitas en ocasiones le enviaba algún dinero, hasta que se cansó de hacerlo.
La situación desesperada de Ramón se vio aumentada cuando apareció su antiguo yerno, Víctor Cadalso, quien había estado casado con Luisa y era el padre de Luisito. El matrimonio lo culpaba de haber sido la causa del enloquecimiento y defunción de su hija. Víctor llegó con intención de hospedarse en la casa de la familia. Como ofreció pagar sus gastos cual se tratase de una pensión, Pura accedió y al verse con dinero, pudo salir de los apuros económicos. Esto solamente sirvió para que el pobre Villaamil se sintiera más humillado y desesperanzado.
Cadalso, no conforme con haber hecho daño a Luisa, se dedicó a embelesar a Abelarda para después desengañarla, provocando que la joven se desquiciara. Al mismo tiempo, se encargaba de hundir todavía más al pobre anciano. Mientras tanto, Luisito sufría unas extrañas visiones en las que hablaba con un anciano que creía que era Dios y que le aconsejaba a que de mayor debía dedicarse al sacerdocio. La desesperanza, la soledad y el que nadie actúe en nada, llevará a la familia a una espiral de situaciones terribles.
Benito Pérez Galdós escribió Miau en 1988 y es una novela representativa del Realismo Literario Español. A lo largo de sus páginas se van entretejiendo hilos que conforman una trama en la que se va desgranando una tragedia familiar cuyo entorno es gris, triste y si esperanza, en el que la resignación, las apariencias y la menudencia están a la orden del día.
La acción se desarrolla en el Madrid del siglo XIX, una época en la que la capital de España era un trajín de funcionarios y burgueses acomodados y la situación general en el país era de desánimo y pesimismo.
Con gran realismo, Pérez Galdós retrata a unos personajes grises, mediocres y desesperanzados unos, otros ladinos, corruptos, malvados y sin escrúpulos. Personajes muy bien perfilados y trabajados que mantienen su línea en todo momento y en ocasiones muestran un giro trascendente en la obra.
La novela está formada por 44 capítulos no muy largos, aunque es verdad que la lectura de este libro puede resultar un poco tediosa, por el lenguaje y por las extensas descripciones que maneja el autor. Sin embargo, en sus páginas vemos un análisis profundo de la sociedad madrileña de aquella época y como era su actuar. Gracias a las vastas descripciones, también es muy fácil que el lector se pueda hacer una idea de cómo era la capital española en el siglo XIX.
Es un libro con una riqueza lingüística excepcional, os confieso que en alguna ocasión tuve que tirar del diccionario por no conocer el significado de alguna palabra. En lo personal eso me gusta, ya que me ayuda a enriquecer mi vocabulario. Es un libro difícil que a muchas personas puede resultarles tedioso, especialmente a aquellos que no son muy partidarios de descripciones extensas y de tramas que vayan lentas. Sin embargo, es una opción para los amantes de los clásicos aunque a mí en lo personal, de Pérez Galdós me gustó más la novela de Marianela que la de Miau, aún así, el libro es interesante.
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