Autor: Laura Esquivel
Páginas: 187
Tapa: Dura
Editor: Círculo de Lectores
“Solo las ollas conocen los hervores de sus caldos”
Tita nació en la cocina de su casa y desde ese día ha estado siempre envuelta entre olores y sabores. Su madre, mamá Elena se desentendió de su crianza y de ella se ocupó Nacha, la cocinera de la familia De la Garza, que llegó a ser para Tita como su madre. Fue esta buena anciana la que enseñó a la joven a cocinar y le transmitió todas sus recetas, no solo culinarias sino también para curar.
Mamá Elena había enviudado pocos días después de nacer Tita, su hija menor, para quien tenía destinado que nunca se iba a casar para quedarse a cuidar a su madre cuando esta fuera vieja. Argumentaba mama Elena que era la tradición de la familia que la hija más pequeña era la elegida para desempeñar esta misión. Esta mujer con carácter agrio estaba amargada y ocultaba un importante secreto de su pasado, una dama autoritaria que no permitía réplica y estaba acostumbrada a hacer cumplir su voluntad. Llevaba con rigidez y mano de hierro el rancho del que era propietaria.
Cuando Tita llegó a la adolescencia, conoció a Pedro y ambos jóvenes se enamoraron profundamente. Él, decidido a compartir el resto de su vida con su amada, fue a pedir la mano de mamá Elena, pero ella se la negó, argumentando la tradición familiar, sin embargo, le ofreció casarse con su hija mayor, Rosaura. El muchacho vio en este matrimonio acordado la oportunidad de estar cerca de Tita, así que aceptó sin reparos, causando en la joven un profundo dolor, del que solo Gertrudis, la hija de en medio de mamá Elena, Nacha y Chencha, una sirvienta indígena del rancho fueron partícipes.
La boda se llevó a cabo y la querida Nacha falleció, quedando así Tita como la cocinera de la familia, para ella era una manera de escapar y evadirse del dolor y la tristeza de ver al hombre que amaba casado con su hermana. Pero la llama del amor no se extinguió, y Pedro y Rosaura tuvieron un hijo, Roberto, pero como su madre no era capaz de alimentarlo, su cuidado quedó a cargo de Tita.
Era evidente que Tita y Pedro se seguían amando, por eso, mamá Elena decidió que él y Rosaura debían marchar a Estados Unidos para así, poner tierra de por medio y que el matrimonio de su hija se mantuviera estable. La tristeza y la soledad de Tita eran enormes, Gertrudis se había fugado con un revolucionario, su amado y su querido sobrino estaban en otra ciudad y ella encerrada y sometida a la tiranía de mamá Elena. Pero lo que hizo que la muchacha reventara fue la muerte del pequeño sobrino, esto provocó que la joven tuviera un ataque de demencia, del que la sacó el doctor John Brown, un americano de buen corazón que había quedado viudo y a cargo de su hijo Alex.
Tita estaba ausente y solo con los cuidados y el cariño del doctor Brown, poco a poco se fue recuperando, pero el milagro lo obró Chencha, con un rico caldo de colita de res. La joven accede a casarse con John, pero debe volver al rancho ya que mamá Elena sufre un terrible ataque que la deja parapléjica. También vuelven al hogar familiar Rosaura, Pedro y su hija menor, Esperanza.
Será otra vez Tita la encargada de cuidar a la nueva sobrina, y Pedro la buscará con más insistencia. Mamá Elena muere y Rosaura decide que su pequeña hija será la encargada de continuar la funesta tradición familiar, a lo que Tita y Pedro se oponen rotundamente. Nuestra protagonista tendrá que tomar importantes decisiones para su vida y luchar porque Esperanza no sufra el mismo destino que ella se vio obligada a padecer.
Como agua para chocolate escrita por Laura Esquivel es considerada una de las obras clásicas del realismo mágico, género literario surgido a mitad del siglo XX en México. El título hace alusión a un popular dicho mexicano que se aplica para referirse a alguien cuando está muy enfadado, ya que para que el agua esté lista para añadir el chocolate debe estar hirviendo.
La novela está compuesta por doce capítulos presentados como si fuese un folletín por entregas. Cada capítulo lleva por título un platillo de la gastronomía mexicana y trae la receta de un platillo de la gastronomía mexicana. La autora de manera brillante va intercalando la manera de preparar el platillo entre la narración de la historia.
Los personajes se convierten en entrañables desde las primeras páginas, a mí en lo personal los que me gustaron más fueron Nacha por su dulzura y bondad y Gertrudis por su valentía y audacia. Tita es un personaje trazado con suma complejidad, ya que debe luchar contra sus propias emociones y contra una absurda tradición familiar. Pero sus sentimientos y emociones son tan fuertes que los transmite en cada platillo que cocina y aquel que lo come, consigue sentir lo que ella sentía cuando lo elaboró. Uno de esos episodios ocurrió en la boda de Rosaura y Pedro, Tita debía elaborar el pastel de bodas y sus lágrimas cayeron en la masa impregnando en ella su tristeza. Fue así como todos los que comieron el postre, sufrieron un ataque de tristeza y un terrible malestar estomacal.
Rosaura por el contrario es una mujer con poca fortaleza, egoísta y una salud endeble, a quien no le importó que Pedro amara a su hermana y tampoco le importó causarle a este un terrible sufrimiento.
La novela está ambientada en la época de la Revolución Mexicana en la localidad de Piedras Negras y con un excelente estilo narrativo, la autora nos va introduciendo en la situación del país en aquel momento. Sus descripciones son sencillas, pero muy bien elaboradas y el lenguaje es sencillo y muy comprensible. El estilo de Laura es muy ameno provocando que el lector se sumerja en la historia desde el primer capítulo.
En lo personal la novela me gustó muchísimo, aunque cuando la empecé lo hice con algunas dudas y creyendo que sería una historia simple. Por el contrario, es compleja y llena de magia y emotividad y me encanta como Laura intercala sus recetas mientras te va contando la historia del amor imposible entre Tita y Pedro. Es una novela que recomendaría leer a todo el mundo, por ser una historia muy bonita, escrita con gran maestría y por el valor de los mensajes que transmite y los sentimientos que nos hace experimentar y las reflexiones que el libro nos puede dejar.
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