Autor: Frances Hodgson Burnett
Páginas: 147
Tapa: Blanda
Editor: Zeta Bolsillo
“Pase lo que pase, si me comporto como una princesa lo seré en mi interior. Es fácil ser una princesa si voy vestida con ropas de oro, pero es un triunfo serlo si nadie lo sabe”.
Sara Crewe, es una pequeña de siete años que vive en la India con su padre, el capitán Ralph Crewe, un joven viudo, rico y muy apuesto. La niña nunca conoció a su madre, ya que falleció poco después de su nacimiento. Había llegado la hora de que Sara comenzara su educación y para ello su padre elige el Internado para jovencitas de la Señorita Minchin en Inglaterra.
A pesar de que la despedida fue un momento muy duro para ambos, Sara supo manejarlo con una madurez superior para cualquier niña de su edad. En el internado era tratada con privilegios, por ser la alumna más rica. Su posición económica despertó la admiración en algunas compañeras, en otras la envidia y su afable carácter le granjeó la simpatía de otras estudiantes.
La Señorita Minchin no la soportaba, pero la trataba con excelencia por ser quien era. En su estancia en el colegio, hizo amistad con Ermengarda, una chica tímida y afable de la que muchas compañeras se burlaban por su físico, y por si fuera poco, la pequeña estaba constantemente presionada por su padre para que aprendiera rápidamente cosa que a ella le costaba. Fue Sara, quien la ayudó a aprender y a tener confianza en sí misma.
Con su gran bondad, Sara conquistó a otras compañeras, incluyendo a la pequeña Lottie, una chiquilla irreverente y caprichosa que manipulaba a los demás haciendo estruendosos berrinches. En el internado trabajaba Becky, una jovencita que no tenía a nadie y era la encargada de realizar las tareas más duras, además era maltratada por la Señorita Minchin y por el resto del personal de servicio, llegando al grado de hacerla pasar hambre. Para esta pequeña, la llegada de Sara fue un bálsamo, ya que era la única persona que la trataba con amabilidad, respeto y cariño, lo que la hizo encariñarse mucho con la nueva alumna.
Así transcurrieron cuatro años en el internado y llegó el cumpleaños número once de Sara, para lo que se organizó una gran fiesta. Ese fatídico día, el abogado del capitán Crewe comunicó a la Señorita Minchin que su cliente había fallecido y perdido toda su fortuna. Así fue como Sara pasó de ser la niña más rica a ser la más pobre, estaba en la miseria y sola en el mundo. La directora, para evitar habladurías, le permitió quedarse, pero como sirvienta y confiscó todas sus pertenecías para costear los gastos que habían quedado pendientes.
De estar en la habitación más lujosa, Sara pasó a ocupar una habitación en la buhardilla, al lado de la de Becky y a llevar a cabo las peores faenas del colegio. Al igual que su compañera, fue víctima de malos tratos, humillaciones y carencias. A pesar de que Sara sufría, pasaba hambre, frío y era obligada a hacer duras faenas, nunca perdió la entereza ni la seguridad, lo que hacía enfadar todavía más a la Señorita Minchin, que buscaba verla destruida y abatida.
La pequeña era la encargada de hacer todos los recados y en sus salidas fue encariñándose con una familia numerosa a la que veía todos los días al pasar enfrente de su casa. El padre de esta familia era muy amigo de el Señor Carrisford, un millonario enfermo que había llegado de la India y había establecido su residencia al lado del internado. Sería su empleado, un hombre indio de nombre Ram Dass, una pieza clave para operar un cambio radical en la vida de Sara.
“Lo que hay que hacer cuando tu vida es miserable, es pensar en algo mejor”.
La Princesita escrita por Frances Hodgson Burnett, se escribió en 1905 generando muy buena acogida en el público de aquella época y pese a que han transcurrido más de cien años, sigue siendo un libro que gusta tanto a niños como a adultos. La historia es sencilla, pero realmente conmovedora, escrita con una gran habilidad, la autora sabe como tocar los corazones de los lectores.
Es una lectura muy ágil y fácil de leer que hace posible engancharse desde las primeras páginas. La historia está escrita con gran realismo y nos aporta una visión de la sociedad de aquella época y podemos notar que muchas cosas no han cambiado para nada, como lo es el tema de las apariencias, el famoso “vales lo que tienes”.
La historia es adecuada para niños y adultos e incluso diría que fundamental para los más pequeños, por las valiosas enseñanzas que la historia nos transmite. Enseña de manera magistral la entereza que se debe poseer para poder afrontar los problemas de la vida sin perder nunca la esencia ni los principios. Además, es un libro que refleja valores muy positivos como son la bondad, la amabilidad y la caridad.
En sus líneas es fácil notar una crítica sutil a la explotación infantil, al abuso de autoridad y al mundo de las apariencias y los intereses, en el que “según te ven te tratan”. Es sin duda una historia emocionante, muy realista y viva que hace aflorar muchos sentimientos y que deja muchas reflexiones al terminar su lectura.
Posee una muy buena ambientación con descripciones sencillas y bien trazadas y personajes muy trabajados y elaborados, principalmente Sara que muestra una muy notable evolución a lo largo de la historia, un personaje fascinante que gracias a su carácter y madurez es capaz de sobrellevar una situación tan terrible para ella. Algo que la ayudó mucho fue el pensar que era una princesa, pese a ser poco más que una mendiga. El sentirse así, la hacía actuar como actuaría alguien de esta alcurnia y eso la lleva a afrontar las situaciones con una entereza digna de admiración.
En la trama encontramos momentos muy conmovedores como aquel en el que Sara entrega a otra niña pobre casi toda su comida, este noble gesto, desataría en la panadera sentimientos loables y deseos de ayudar a quien lo necesita. Me gusta mucho como Frances ha manejado a la protagonista, como una de esas personas que vienen al mundo a dejar una huella profunda. En definitiva es un libro que me ha encantado por todo lo que me transmitió y me ha conmovido hasta el tuétano, pero también con el que he disfrutado mucho. Lo recomiendo ampliamente a todo el mundo, niños y adultos, que seguro va a dejar una huella profunda en muchos corazones.
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