Autor: Robert James Waller
Páginas: 220
Tapa: Blanda
Editor: RBA Coleccionables
“Los viejos sueños eran sueños buenos; no se realizaron, pero me alegro de haberlos tenido”.
Corría el verano del año 1965 y se estaba celebrando la Feria Estatal de Illinois, donde todos los granjeros llevaban a exponer sus mejores reses. Allí acudieron Richard Johnson junto a sus dos hijos adolescentes Carolyn y Michael, mientras su esposa Francesca, de 45 años, se quedaba a cargo de la granja familiar.
El 16 de agosto, mientras su familia estaba en la feria, Francesca tomaba un descanso sentada en el columpio del porche de su casa, con melancolía recordaba su juventud en su Italia natal. La sacó de su ensimismamiento un forastero que llegó hasta su puerta para preguntarle por la ubicación del puente cubierto Roseman Bridge.
Ella se ofreció a acompañarle para servirle de guía hasta el lugar. Este hombre era Robert Kincaid, de 52 años que trabajaba como fotógrafo profesional y había sido enviado a Madison County para fotografiar los famosos puentes cubiertos por encargo de la revista National Geographic.
De manera instantánea y sin haberlo deseado surgió entre ellos un intenso amor, un sentimiento como nunca antes habían experimentado que los llenaba a ambos de paz, de alegría y de plenitud. Como la chispa que enciende un fuego, se encendió un intenso idilio entre ambos, que solo podría durar unos días, pero se quedaría para toda la vida habitando en sus corazones.
El día en que Francesca cumplía 67 años, como hacía siempre en su cumpleaños, rememoraba los felices momentos que había vivido hacía 22 años, mientras fumaba un cigarrillo camel y bebía una copa de cognac. Se había vuelto para ella una tradición, aunque los recuerdos la asaltaban cada vez con más frecuencia desde la muerte de su marido y la partida de sus dos hijos.
Seguro que muchos conoceréis la historia gracias a la película Los Puentes de Madison dirigida y protagonizada por Clint Eastwood en compañía de Meryl Streep, que sin lugar a dudas es una maravillosa adaptación al libro, pero soy de la opinión que siempre es mejor conocer la historia original en su versión literaria.
Los Puentes de Madison County narra la historia de un amor intenso y verdadero que surge entre dos personas de manera espontánea. Es también la historia de un amor valiente y libre, pero a la vez sacrificado. Dos almas que por fin se encuentran y saben que no pueden permanecer juntas y deciden disfrutar el poco tiempo que se les concede.
Es una historia con un aire de libertad que al mismo tiempo está llena de melancolía con personajes descritos por Robert James Waller con gran maestría, ya que son reales, alejados de todo cualquier cliché y con un muy buen desarrollo a lo largo de toda la trama, que va profundizando en la vida de ambos para que el lector pueda conocerlos de mejor manera.
Conforme vamos avanzando en las páginas, la historia que el autor nos relata va calando más hondo en el corazón y provocando que los sentimientos nos queden a flor de piel. Está escrita con un lenguaje claro y sencillo, pero al mismo tiempo elegante, incluso para describir las escenas íntimas, sin caer en ningún momento en lo soez o vulgar.
La novela tiene la capacidad de conmover cualquier corazón e incluso es imposible no llorar con el final, tan emotivo y cargado de melancolía y nostalgia. Es una novela preciosa que merece la pena ser leída, es una oda al amor libre, al amor verdadero y sin reservas, ese que pese al tiempo y la distancia permanece allí, fiel y vivo. Si os gustan las novelas conmovedoras esta es una maravillosa opción, al igual que lo es para quienes han visto la película pero no leído el libro, ya que en este vienen algunos detallitos que no aparecen en el filme y, además, nada como conocer el original.
“La costumbre trae lo predecible, y lo predecible conlleva sus propias ventajas; eso también lo entendía”.
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