Autor: Lisa See
Páginas: 366
Tapa: Dura
Editor: Quinteto
“Decimos una cosa y hacemos otra. Sentimos de una forma; luego nuestros corazones se abren en otra dirección. Vemos una cosa, pero no comprendemos que las anteojeras limitan nuestra visión. Avanzamos por una vereda que nos gusta, pero entonces vemos un camino, un callejón, un río que nos tienta…”
Esta es la historia de Lirio Blanco, una niña que nació en una pequeña provincia de China en el año de 1823, en el seno de una familia de campesinos. En su hogar vivían sus padres, su abuela, sus dos hermanos, sus dos hermanas, sus tíos y su prima Luna Hermosa que era de su misma edad. Cuando ambas pequeñas cumplen los seis años, los padres deciden buscar a la casamentera y al adivino para concertar los futuros matrimonios.
La familia contacta con la Señora Gao que fue quien encontró las parejas a sus hermanos mayores. Esta mujer da con un buen prospecto para Luna Hermosa, sin embargo, en el camino de Lirio Blanco se atraviesa la Señora Wang, quien le ofrece la posibilidad de acceder a un mejor matrimonio, si accede a tener una “laotong”, que significa “alma gemela” o “mi otro yo”.
No todo el mundo podía tener una laotong, ya que para esto debían coincidir lo que los chinos denominan “los ocho caracteres”, es decir, que algunos aspectos de su vida tenían que ser idénticos como es el haber nacido el mismo día del mismo año o tener la misma cantidad de hermanos. La señora Wang encontró en otro poblado a una pequeña cuyos ocho caracteres coincidían con los de Lirio Blanco. Esta niña, llamada Flor de Nieve, le envió un mensaje pintado en un abanico en el que le propone ser almas gemelas.
Una vez que la familia de Lirio Blanco accede a que la criatura tenga a su laotong, la Señora Wang las lleva al templo de la diosa Gupo a firmar el contrato que las unirá de por vida. Tras haber quedado hermanadas, las niñas, junto con Luna Hermosa, deben comenzar con el “vendado de pies”, un procedimiento terrible que consiste en romperles los huesos y deformar los dedos para que el pie quede de un tamaño diminuto. A este pie se le conoce como “loto dorado” y mientras más pequeño sea, mejores posibilidades habrá de obtener un mejor matrimonio.
La hermana mayor ya había pasado por este proceso y ahora estaba dedicada a preparar su ajuar de boda que consistía en ropa, colchas y zapatos para ella y su futura familia política. Las jóvenes chinas de la época, antes de casarse, tenían “hermanas de juramento”, es decir, otras tres o cuatro chicas de su misma edad con las que mantendrá una amistad hasta el día en que todas se casen. Esta costumbre no se aplicaba para las pocas que conseguían una laotong, ellas ya no necesitaban hermanas de juramento puesto que estaban hermanadas de por vida.
Mientras sus pies se iban deformando, la amistad entre Lirio Blanco y Flor de Nieve se iba haciendo cada vez más firme y sólida. Ambas niñas, junto a Luna Hermosa pasaban sus días en la habitación de las mujeres junto a las otras damas de la casa trabajando también en las labores domésticas, en sus ajuares y aprendiendo el nu shu.
El nu shu era una escritura secreta que utilizaban las mujeres de la época para poder transmitir sus sentimientos y emociones escapando de la escrutadora mirada masculina. Transcurrió el tiempo y con él vinieron dolores, sufrimientos, risas y esperanzas. Ambas niñas consiguieron ser casadas, Lirio Blanco tuvo la suerte de caer en una familia de mejor posición social y que la trataba bien, a diferencia de Flor de Nieve, que por provenir de una familia caída en desgracia solo pudo acceder a un matrimonio con un carnicero (profesión que se consideraba impura).
Tras casarse y tener el primer hijo, tuvieron que abandonar la casa natal para marchar a la del marido. Aunque no se veían con tanta frecuencia, seguían manteniendo el contacto utilizando el nu shu y escribiendo en el abanico los momentos más importantes de sus vidas. Juntas vivieron acontecimientos como el nacimiento de sus hijos, la enfermedad o el hambre entre otros, hasta que un terrible malentendido trastocó todo y lo que antes fue una hermosa amistad sufrió una terrible ruptura, hasta que un hecho dramático trajo a la luz la verdad.
Antes que nada deciros que si buscáis una novela que romantice a la antigua sociedad china definitivamente El abanico de seda no es para vosotros, ya que esta es una historia dura. Está contada en primera persona por una Lirio Blanco anciana. Se divide en tres partes, que representan los ciclos de la vida de una mujer de la época: la primera son los Años de hija que representan la primera infancia en la casa natal, esos años de cabello recogido en los que se preparan para el matrimonio; la segunda son los Años de arroz y sal, en los que comienza la vida de casada, la crianza de los hijos y la vida en la casa del esposo y por último los Años de recogimiento que corresponden a la vejez y la viudez, en caso de haber quedado en este estado.
Con gran maestría Lisa See nos relata con todo lujo de detalles como era la vida de una mujer del siglo XIX en el gigante asiático. A través de sus páginas vamos conociendo los acuerdos prematrimoniales, los ritos nupciales, el modo de vida o el terrible vendado de los pies. Para ellas, que en la casa natal eran una carga y en la del marido una huésped, los días pasaban encerradas en la llamada “habitación de las mujeres” desde donde veían el mundo a través de una celosía y de la que solamente salían para limpiar, cocinar o realizar alguna labor doméstica.
Así, aisladas y sometidas vivían cosiendo, tejiendo y bordando mientras cantan y recitan poemas. Pero también llevando a cabo pequeños actos de rebeldía como la escritura utilizando el nu shu, con la que podían transmitir sus sentimientos y emociones más profundos pasando desapercibidos al control masculino.
Aunque la historia transcurre un poco lenta, en ningún momento pierde el ritmo ya que estamos ante un libro que relata las vivencias de una mujer china, mismas que resultan interesantes a la vez que desoladoras. Para escribir esta obra, la autora se documentó ampliamente e incluso conoció a Yang Huanyi, una nonagenaria conocedora del idioma secreto de las mujeres.
Valiéndose de una bellísima prosa que se adapta a las necesidades del texto, Lisa nos traslada hasta aquella remota época, en la que la vida de una mujer no tenía valor y su objetivo en la vida era solamente acceder a un buen matrimonio y engendrar hijos varones. Una historia conmovedora de principio a fin en la que es muy fácil empatizar con sus personajes y en verdad sentir tristeza con algunos episodios que se relatan.
Sus protagonistas son mujeres valientes con entereza y fortaleza que nos llevan de la mano hasta lo más recóndito de su corazón y van evolucionando a lo largo de la historia en la que experimentarán alegrías, traiciones, malos entendidos, sufrimientos y pérdidas en una sociedad que se basaba en la filosofía de Confucio.
Empecé a leer el libro con pocas expectativas, pero a medida que avanzaba en la lectura me fui adentrando en la historia que a la par que me gustaba y me enganchaba pero también me conmovía y me dejaba mucho a la reflexión como era la horrible costumbre de los matrimonios concertados en los que la pareja no se conocía hasta el día de la boda o el horrible vendado de pies, que ya os digo que es el capítulo más crudo de la historia, a mi me costó pasarlo, porque no podía imaginarme ni remotamente el sufrimiento y dolor que implicaba este procedimiento, aunado a los riesgos que se corrían con él.
Es un libro hermoso que nos deja un sabor agridulce al terminarlo, pero que considero que merece la pena ser leído, no solo por lo mucho que se documentó la autora para retratar a la sociedad china de la época, sino también por la belleza de una historia inventada que bien pudo ser verdad.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario