Autor: Federico GamboaPáginas: 234
Tapa: Blanda
Editor: Ediciones leyenda
Cuando Santa era una joven inocente de 19 años que vivía en Chimalistac, su pueblo natal, jamás imaginó lo que el destino le tenía reservado. Para ella la vida era sencilla, vivía con su mamá y sus dos hermanos Fabián y Esteban, quienes traían el sustento a la casa mediante su trabajo en una fábrica. Mientras los hombres salían todos los días a ganarse el pan, madre e hija se ocupaban de las labores domésticas.
Santa, que soñaba con casarse y formar una familia, cayó en la red de engaños que Marcelino Beltrán le tendió y tras haber obtenido de ella lo que deseaba la abandonó sin piedad. La pobre joven quedó embarazada y sin saber que ocurría exactamente en su cuerpo dejó pasar unos meses hasta que tras hacer un esfuerzo al sacar agua del pozo, la muchacha perdió a la criatura, provocando que su madre y hermanos descubrieran lo sucedido.
Sin contemplaciones, la pobre fue echada de su casa natal, sola y sin tener a donde ir, lo único que se le ocurrió fue aceptar la oferta que meses atrás le había hecho una mujer llamada Pepa. Es así como Santa llega al burdel de doña Elvira, en la ciudad de México, quien tras examinarla para comprobar si estaba sana y si podría generar beneficios a la casa, la obliga a yacer con clientes desde la primera noche.
En el lugar trabajaba también Hipólito, el pianista ciego que con su música animaba las noches de jolgorio en el prostíbulo y que siempre iba acompañado de un niño llamado Jenaro que fungía como su lazarillo. Prostituta y músico entablaron una profunda amistad, que para el hombre con el tiempo llegó a convertirse en algo más.
Santa terminó acostumbrándose a su nueva vida y a sacar provecho de ella, generando cuantiosas ganancias para sí misma y para la dueña del negocio. Vestía con lujo, utilizaba joyas y se permitía caprichos. Un buen día, el Jarameño, un torero andaluz que estaba pasando una temporada en México, le ofrece a Santa retirarla de la vida de la noche y convertirla en su querida. Ella sin pensarlo acepta y se muda con él a “La Guipuzcoana”, la casa de huéspedes donde se alojaba el matador.
La vida en el ruedo provocaba que el Jarameño no pudiera pasar mucho tiempo con Santa, quien, aburrida y sintiéndose sola, cae en la tentación de engañar al torero con Ripoll, otro huésped del lugar. Furioso, al descubrir la infidelidad, el matador la despide y a ella no le queda más opción que volver a la casa de Elvira. Poco después, la joven recibe de parte de Rubio, la oferta de ser su querida y como hizo la vez anterior, decide marchar con este nuevo amante, quien poco tardó en maltratarla, lo que la llevó a entregarse a la bebida.
Rubio, cansado de ella, la echa a la calle y una vez más, viéndose sola y sin lugar a donde ir intenta regresar al burdel, donde esta vez ya no es aceptada. Errante, enferma y alcohólica Santa no es aceptada en ninguna casa de citas, puesto que se han esparcido muchos rumores acerca de ella. Solo fue acogida en un prostíbulo de mala muerte, insalubre y que se caía a pedazos, pero los terribles dolores que le provocaba la enfermedad que padecía le impedían atender clientes y de nuevo fue puesta en la calle. Desesperada recurre en busca de Hipólito quien no dudará un solo instante en ayudar a la mujer que tanto ama.
Publicada en el año de 1903 y dedicada a Jesús F. Contreras, Santa es una novela exponente del naturalismo en México, en la que podemos percibir una fuerte influencia de Zolá y Goncourt. Valiéndose de personajes muy bien trazados y de magníficas descripciones, Federico Gamboa nos muestra a través de las páginas de su novela una crítica mordaz de la sociedad de su época en un país que atravesaba lo que ha conocido en la historia como “el porfiriato” (periodo de gobierno del presidente Porfirio Díaz).
Es también por parte del autor una protesta contra la desigualdad, la injusticia, la ignorancia, los abusos del poder y, sobretodo, la hipocresía que predominaba en una sociedad que por el día promulgaba la moralidad y las buenas costumbres y por las noches se entregaba al vicio y el desfase.
Santa es un personaje muy complejo a la vez que muy humano, por momentos es muy fácil enfadarnos con ella por las desacertadas decisiones que toma. Pero, si lo analizamos bien, la compasión se abre paso, ya que se trata de una mujer que en el fondo intenta llenar con vicios y lujos los vacíos que en su alma habían dejado las carencias de comprensión, apoyo o amor.
Para muchos puede ser un libro un tanto difícil de leer por el estilo que utiliza Gamboa al escribir, ya que en ocasiones si transcurre un poco lento y el lenguaje puede incluso resultar tedioso. Sin embargo, es una magnífica novela en la que conforme se va avanzando, vamos experimentando distintos sentimientos al mismo tiempo que reflexionamos acerca de muchas cuestiones. Es un libro que merece ser leído al menos una vez en la vida, tanto por lo que nos aporta como por acercarnos al género del naturalismo.
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