Autor: Louisa May AlcottPáginas: 458
Tapa: Blanda
Editor: Everest
“El amor ahuyenta al temor y el agradecimiento desmorona al orgullo”
En el pueblo de Concord, Massachusetts vivía desahogadamente la familia March. Todo marchaba bien hasta que por un revés del destino, el Señor Fréderic March pierde todo su capital y la familia queda en una situación económica baja. Por si esto fuera poco, Fréderic debe partir al frente para luchar en la Guerra de Secesión, dejando solas a su esposa y sus cuatro hijas.
La Señora March o Marmee como la llaman sus hijas es una mujer bondadosa y sabia que siempre tiene las palabras adecuadas para sus niñas a las que trata de guiar con buenos consejos, amor y ejemplo. Margaret (Meg), es la mayor de las cuatro hermanas, tiene 16 años y es muy bonita, pero también vanidosa. Ella sueña con casarse con un buen partido, ser una madre ejemplar y tener muchos hermosos vestidos y acudir a bailes de sociedad. Para ayudar a su familia ha tenido que aceptar un trabajo como institutriz de unos chiquillos malcriados.
Josephine (Jo) con 15 años, es una joven valiente y con fuerte carácter, su sueño es salir adelante por sus propios medios convirtiéndose en escritora. Colabora con su familia trabajando como asistente personal de su tía, una mujer mayor, rica y con el carácter un poco avinagrado. Elizabeth (Beth) de 13 años es una jovencita muy dulce y tierna, pero también demasiado tímida, además es solícita, amable y abnegada, tiene muchísimo talento para tocar el piano y es la que muchas veces consigue aplacar los enfados de Jo, de quien es favorita. Amy, es la menor de las cuatro hermanas, tiene 12 años y una carita de muñeca con el cabello rubio y rizado, es muy talentosa para las artes y anhela convertirse en una gran pintora. Es una niña egoísta y caprichosa y choca mucho con Jo, es la preferida de Meg, quien a veces tiene que intervenir para ayudarla cuando le hace alguna travesura a Jo.
Con la familia vive Hannah, la cocinera y ama de llaves que es como un miembro más de la familia, todos la quieren mucho y ella se desvive por las chicas como si fuesen sus propias hijas. El día de Nochebuena, las jóvenes habían decidido gastarse sus ahorros para darse un pequeño capricho, pero su madre les habla de los Hummel, una familia de emigrantes alemanes que vivían cerca de ellas y en extrema pobreza, el padre está en el frente y la madre trabaja en lo que puede, además tienen varios hijos, uno de ellos recién nacido. Conmovidas las muchachas, regalan su cena de Navidad a sus humildes vecinos.
Será en un baile donde Jo conoce a Theodore Laurence (Laurie) su vecino de la casa de al lado y nieto del Señor James Laurence. Enseguida se hacen muy amigos y Laurie pasa a formar parte de muchas actividades cotidianas de las March, convirtiéndose así en un miembro más de la familia. Todo marchaba relativamente bien hasta que un terrible día reciben un telegrama solicitando a la Señora March que acuda inmediatamente junto a su marido que se encuentra en grave estado de salud. Ayudada por los Laurence, Marmee parte inmediatamente, acompañada por el Señor Brooke, el tutor de Laurie.
Todo parecía indicar que el destino se cebaba con la familia March, ya que poco después de marchar su madre, Beth cae terriblemente enferma de escarlatina. Jo y Meg deben coger las riendas de la casa y cuidar de su hermanita que se debate entre la vida y la muerte. Han tenido que dejar su infancia para convertirse en mujercitas y se verán obligadas a tomar decisiones difíciles. Por fortuna, estarán apoyadas y guiadas por la cariñosa Hannah y en todo momento arropadas por sus buenos vecinos los Laurence.
Louisa May Alcott publicó su novela Mujercitas en 1868 cuando tenía 36 años. Desde el primer momento tuvo muy buena acogida y fue considerada como un clásico. Para escribirla la autora se inspiró en su propia familia y su vida. Es una novela sencilla y muy tierna que no pierde vigencia; ha sido traducida a decenas de idiomas y se ha adaptado en varias ocasiones al cine y la televisión.
Otra de las inspiraciones de la autora ha sido la novela de John Bunyan “El progreso del Peregrino”, tanto que incluso los nombres de varios capítulos de Mujercitas son una alegoría a esta obra.
Mujercitas es un relato muy emotivo, conmovedor y entrañable con personajes y situaciones memorables que han trascendido durante los años. El carácter y la personalidad de cada una de las chicas están finamente descritos y su construcción es realmente profunda. Con una exquisita maestría Alcott nos muestra a través de cuatro jovencitas el paso de la niñez a la juventud.
En la novela se enfatiza en muchos valores como es el trabajo y el equilibrio que debe haber entre este y el ocio. También recalca la importancia el esfuerzo y la lucha por los sueños e ideales. En la obra abundan muestras de la caridad, la bondad y la compasión hacia los semejantes, virtudes que las chicas March encarnan muy bien. Además hace una apología a la libertad individual de cada ser humano para hacer su vida y una crítica a las convenciones sociales de la época que marcaba unos cánones de conducta muy estrictos para las mujeres. A través de Jo, que se atreve a desafiar los convencionalismos, la autora plantea veladamente la carencia de muchos derechos para las damas de aquella época y la manera tan diferente en la que se juzgaba a unos y otras por hacer las mismas cosas.
En la novela destaca mucho el valor de la amistad, encarnado a la perfección por los Laurence, que siempre están dispuestos a ayudar a sus vecinas. En uno de los capítulos Meg es invitada a casa de la familia Moffat, quienes iban a celebrar un baile. Para la ocasión, las jóvenes Moffat transforman a Margaret en una muñeca fríviola y vacía. Será su buen amigo Laurie quien le diga la verdad a su amiga, sin rodeos ni edulcorantes. Esa noche, la mayor de las hermanas March aprendería de manera muy amarga una valiosa lección. Pero también sabrá que cuenta con un amigo de verdad. Ya dice el refranero popular que quien tiene un amigo tiene un tesoro y es verdad, solo un amigo de verdad tendrá el valor y la sinceridad suficientes para señalarnos nuestros errores, aunque sea doloroso, lo hará.
Otro importante valor que nos muestra la autora es la esperanza, ese anhelo que hace que los seres humanos sepamos como sobrellevar de mejor manera las vicisitudes de la vida. Ellas siempre tenían esperanza, ya sea en que su situación mejore, en que la guerra termine, en que su querido padre regrese sano y salvo o en que su dulce hermanita sobreviva a la terrible escarlatina.
Sin lugar a dudas lo que más destaca en la novela es la importancia que da la autora al valor de la familia. Es muy conmovedor leer como las hermanas y la madre están unidas por un vínculo indestructible, todas saben que cuentan las unas con las otras. Juntas ríen, se divierten, lloran y luchan por salir adelante. Ellas hacen actividades juntas, se cuentan sus problemas y alegrías o en ocasiones solamente se sientan junto al fuego a conversar. Tratan de llevar la preocupación por su padre lo mejor que pueden, pero siempre con la esperanza de que cualquier día le verán entrar por la puerta y entonces toda la familia volverá a estar reunida.
Mujercitas es un libro que merece la pena ser leído por todo tipo de público, ya que deja enseñanzas muy profundas y valiosas reflexiones. Además, gracias al estilo ameno y agradable de Alcott la lectura se hace ligera y amena. Con sus maravillosas descripciones consigue trasladarnos a los escenarios de aquella época y nos muestra pinceladas de cómo era el estilo de vida de la gente de ese tiempo. En esta obra es muy fácil compenetrarse con sus personajes y sentir que se vive al lado de las March, es muy fácil llorar con sus penas, sonreír con sus alegrías o reírse con sus ocurrencias. Es el tipo de libro que se queda grabado en tu interior y te deja un agradable sabor de boca, pese a ser una historia sencilla, es entrañable y consigue ocupar un lugar en los corazones volverse trascendental.
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