Autor: James M. Cain
Páginas: 126
Tapa: Blanda
Editor: RBA Coleccionables
Frank Chambers es un vago trotamundos que vive en los caminos, ganándose unos pocos dólares de vez en cuando llevando a cabo estafas de poca monta. Un día, mientras recorría los caminos de una zona rural de California, Estados Unidos, divisa una fea cafetería en la carretera. Acosado por el hambre, entra y pide una copiosa comida. Sabe que no tiene dinero para pagar, así que decide tratar de engañar al propietario. El griego Nick Papadakis, dueño del negocio, no se cree nada de lo que le cuenta su comensal, sin embargo, le ofrece un empleo en el lugar.
Frank estaba a punto de rechazar la propuesta cuando ve salir de la cocina a una atractiva mujer joven; se llamaba Cora y era la esposa del griego. Ella fue la motivación que el trotamundos necesitaba para aceptar el empleo. Fue una atracción mutua e instantánea entre ambos y enseguida entablaron una relación. Se sentían bien juntos, para ella la vida había dado un giro inesperado, ya que estaba harta de su esposo, varios años mayor que ella.
Para consolidar su romance y así poder estar unidos, urden un plan para asesinar a Nick, pero fracasaron. Sin embargo, la segunda tentativa tuvo éxito y Papadakis murió en un “accidente” automovilístico. Frank y Cora fueron señalados como sospechosos, el fiscal estaba seguro de que eran culpables, pero gracias a la intervención de un buen abogado, ambos salieron indemnes.
Cora y Frank estaban enfrentados gracias a una trampa que les tendió el fiscal, pero tras haber sido exonerados de culpa retomaron su relación. Una vez libres y reconciliados, comenzaron a hacer planes para futuro, sin embargo, el destino terminaría por alcanzarlos.
Cuando El cartero siempre llama dos veces surgió, se destacó por ser una de las primeras novelas que insertaba un rasgo hardboiled, incluyendo escenas de violencia o de contenido sexual. Otra novedad que incluyó James M. Cain en el género fue que los asesinos eran personas comunes y corrientes, sin vinculación con el mundo del crimen. Estamos ante una novela violenta y sensual que marcó a toda una generación de lectores de la época dorada del género negro, misma que no ha perdido vigencia y que el tiempo ha consolidado como uno de los grandes clásicos de la literatura norteamericana y de las más importantes del siglo XX.
La trama, los personajes y sus conflictos están muy bien explotados por el autor. Narrada en primera persona por Frank, que nos cuenta su historia con un lenguaje claro, directo, sin ambages ni rodeos. Aunque es una novela corta, la acción está presente en todo momento y goza de interesantes giros inesperados.
Los tres protagonistas están muy bien trabajados y conforme vamos leyendo, los vamos conociendo por la manera que interactúan entre ellos. Son personajes muy creíbles, cada uno con sus respectivos complejos internos.
Cain introduce en su novela una crítica velada pero mordaz a cuestiones como el racismo, el fanatismo religioso o las compañías de seguros. Estas por momentos pueden pasar desapercibidas por la velocidad que lleva la narrativa. El título es una alegoría al destino y a la muerte, ya que como el cartero siempre llama dos veces para asegurarse de que el destinatario no se encuentra o de que en algún momento le hallará; así mismo el destino, llamará una, dos, o las veces que sea necesario hasta que consiga alcanzarnos y su mensaje es la muerte. Al menos esa era la percepción del autor en el momento de poner el título a su icónica novela.