Páginas: 119
Tapa: Blanda
Editor: Bruguera
Karen Stone es una norteamericana entrada en la cincuentena que ha quedado viuda hace poco tiempo y ahora es propietaria de una gran fortuna. En su juventud fue una bellísima y famosa actriz de teatro, aclamada por el público y deseada por cientos de admiradores. Tras haber perdido a su marido, ella se instala a vivir en Roma donde conserva algunas de las amistades que en otro tiempo habían convivido con el matrimonio.
En su círculo social se encuentra una anciana condesa, quien le presenta a un apuesto joven llamado Paolo. Poco tardó la Señora Stone en enamorarse del muchacho, pero él no la deseaba a ella, sino que anhelaba sus bienes. Tendiendo hábilmente su red, como una araña teje su fina tela, el muchacho consiguió que la pobre Karen se enamorase de él. Había sido muy fácil que la dama cayera en sus garras, ella se veía envejeciendo, la belleza de antaño estaba mermando y la soledad era un peso muy difícil de sobrellevar.
Así fue como la Señora Stone se había involucrado en una relación destructiva, Paolo era sumamente descarado y ella no hallaba manera de complacerlo, solamente con costosos regalos. Karen se daba cuenta de que estaba siendo engañada, pero no quería dejarlo, como una especie de náufrago que se aferra a una astilla del barco que se ha hundido. Una mujer sola que iba a la deriva, que sabía que una extraña corriente la llevaba hacia lo desconocido, pero aún así se dejaba llevar, quizás conservando una vaga esperanza en su interior. Una deriva que llevará a esta pobre infeliz a tomar una decisión desafortunada.
Aunque Tennessee Williams se ha dedicado básicamente a escribir teatro, con La primavera romana de la Señora Stone, su única novela, demuestra también su gran talento para la narrativa. Pese a que se trata de una novela corta que bien se puede leer en una tarde, resulta una creación intensa y turbulenta, plagada de detalles y simbolismos.
Escrita con gran maestría, la novela aborda el atávico temor humano al envejecimiento, que como consecuencia trae la pérdida del vigor, de la belleza y la muerte como final. Conforme avanzamos en sus páginas, notamos como Williams hace una crítica social en cuanto a los convencionalismos de la época, a la hipocresía y a los juicios de valor con doble rasero.
Al estructurar sus personajes, el autor hace gala de su prodigiosa pluma, ya que encontramos al avaricia y la envidia encarnada en uno de ellos, el egoísmo y la falta de escrúpulos en otro y en Karen ese miedo a la vejez y a la soledad, el arrepentimiento por lo que pudo hacer y no hizo, los análisis de conciencia que le afectan, pero prefiere adormecerlos y que así no la perturben. Tennessee nos muestra a una mujer que viaja a la deriva, sin rumbo fijo hacia lo desconocido, pero que aún así se deja llevar sin oponer resistencia, porque en su fuero interno considera que sería inútil, un sin sentido. Una mujer inmersa en una falsa felicidad y prefiere, inconscientemente, ser tragada por el fango, antes que enfrentar sus propios demonios, lo que la lleva a cometer imprudencias y comportarse como una adolescente caprichosa.
Algo que resulta digno de destacar en la novela es el elegante lenguaje que utiliza el escritor, así cuestiones tan sencillas como es la menopausia, la encontramos relatada con metáforas magníficas que nos revelan a un autor con mucha clase y cultura.
Es una novela profunda, que merece mucho la pena ser leída, tanto por la belleza literaria con la que está construida como por los temas que nos otorga para la reflexión. Esta magnífica novela es la clara prueba de que con justa razón al autor se le considera entre los grandes escritores norteamericanos.
Si esta historia te gustó, entonces echa un vistazo a esta reseña en la que te hablo de otra mujer que vive un declive y es, además, un clásico de la literatura norteamericana.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario