Páginas: 794
Tapa: Blanda
Editor: Grupo editorial Tomo
“Para todos los males hay dos remedios: el tiempo y el silencio”
Para el joven de diecinueve años, Edmundo Dantés, el futuro se presentaba prometedor y lleno de esperanza y felicidad. Trabajaba para el Señor Morrell, propietario de una prominente empresa de comercio y propietario de algunos barcos. El chico acababa de regresar de un exitoso viaje y su patrón, contento con su trabajo, decidió ascenderlo a capitán del navío El Faraón. Además de este magnífico ascenso, el muchacho tenía a su adorada Mercedes, una joven catalana con quien iba a casarse próximamente. Ella y su padre eran las personas que más amaba en este mundo.
Sin embargo, el pobre Edmundo ignoraba que estaba rodeado de envidias y odio, precisamente por parte de aquellos a los que consideraba amigos. El primero de ellos era Danglars, otro empleado de Morrell, que envidiaba al joven por haber sido ascendido. El segundo, se trataba de Fernando Mondego, un hombre consumido por los celos y el odio, porque él amaba a Mercedes y ella era la prometida de otro.
Danglars sabía que Edmundo traía en su poder una carta para entregar a un hombre importante que militaba en el bando bonapartista (aunque él desconocía el contenido de la carta que portaba). Sabiendo esto, Danglars se reunió con Fernando y Cadereusse para escribir un anónimo denunciando al joven marino de traición a la corona. El plan se estructuró entre los dos primeros, puesto que Cadereusse, aunque se oponía, estaba muy borracho, y así se redactó la misiva y se envió.
Mientras se celebraba la comida de esponsales entre Edmundo y Mercedes irrumpieron en el lugar las autoridades para llevar preso al joven. Fue llevado ante Villefort, procurador del rey, quien al ver la carta que portaba el marino y que el destinatario era Noirtier, su padre, decide deshacerse de la evidencia y encerrar a Dantés de por vida en un oscuro calabozo en el Castillo de If.
Años pasó el pobre Edmundo encerrado en una oscura y fría mazmorra, hasta que por azares del destino, descubrió que en el calabozo de al lado había otro preso, y que este estaba cavando un túnel, que en vez de llevarlo a la salida, solamente comunicó ambos calabozos. Así Edmundo conoció al Abate Faria, quien se convertiría para él en un segundo padre y un bálsamo para sobrellevar el terrible encierro.
El Abate, además de enseñar a Edmundo todas las ciencias que conocía y el dominio de varias lenguas, fue quien le abrió los ojos en cuanto a las personas que lo traicionaron. Devorado por el dolor y la rabia, Dantés juró vengarse de aquellos que por envidia y odio le habían arrebatado todo lo que tenía.
Los dos reos planeaban fugarse de prisión y después viajar a la Isla de Montecristo, donde estaba oculto un inmenso tesoro, del cual Faria conocía la ubicación exacta. Pero el pobre Abate ya no pudo ver realizado su sueño, puesto que falleció en su calabozo, dejándole antes a su pupilo las señas exactas de la ubicación de aquellas riquezas.
En una maniobra desesperada e intrépida, Edmundo consigue huir de prisión, llegar a la isla y hacerse con el tesoro. Tiempo después regresará a Francia donde descubrirá que aquellos que lo habían perjudicado gozaban de una vida próspera y feliz. Y así, Dantés, transformado en el Conde de Montecristo, un poderoso y millonario extranjero, comenzará a tejer las redes para consumar su tan ansiada venganza.
El Conde de Montecristo es por excelencia uno de los grandes clásicos que todo el mundo debería leer al menos una vez en la vida. Con su magistral pluma, Alejandro Dumas nos lleva de la mano a la época que Francia estaba dividida entre dos bandos: aquellos partidarios del rey y los que, por el contrario apoyaban a Napoleón Bonaparte y luchaban por su regreso. Era, sin lugar a dudas una época convulsa y llena de cambios y problemáticas sociales.
El autor nos traslada a aquella época a través de magníficas descripciones, tan es así, que podemos viajar con la mente a todos aquellos paisajes que nos va describiendo. Aunque es un libro extenso, en ningún momento se torna aburrido o tedioso, por el contrario, el interés va creciendo a medida que avanzamos las páginas, hasta que llegamos a un final que resulta bastante satisfactorio para el lector.
Gracias a que los personajes están construidos con escrupulosa minuciosidad, podemos llegar a conocerlos a fondo y así simpatizar con algunos y llegar a detestar a otros. Es el protagonista el más trabajado, un hombre que muestra una evolución sorprendente. En principio tenemos a un Edmundo sencillo, inocente y confiado, que se transforma en un hombre astuto, culto, refinado y fríamente calculador.
Poco a poco nos vamos identificando y al mismo tiempo empatizando con Dantés y comprendiendo su deseo de venganza, e incluso compartiéndolo, lo cual es normal, el pobre hombre perdió todo en un día: su prometida, su padre, su trabajo, su vida y su libertad, y todo a causa de la envidia y el odio.
El libro nos deja mucho para reflexionar, temas tan importantes como son la venganza y el perdón, la piedad con los inocentes, la solidaridad y ayuda a otros o el agradecimiento a quien fue bueno. Una de las enseñanzas que considero más importantes, es el deseo de superación, mismo que vemos reflejado en Edmundo, que pese a estar encerrado aprendió todo lo que le enseñó su mentor.
El Conde de Montecristo, es además una oda a la esperanza, ese maravilloso sentimiento que nos lleva a navegar por aguas turbulentas creyendo que las cosas pueden cambiar. Es también un testimonio literario de que el mal que se hace se paga y el bien que se proporciona se recompensa, ya sea de una manera u otra. Quizás la máxima enseñanza del libro se resume en las palabras finales de la obra:
“Confiar y esperar”
Muy buena reseña!! Tienes mucha razón, nunca es tarde para aprender, ni siquiera cuando uno no tiene los medios.
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