Autor: Nora Roberts
Páginas: 463
Tapa: Dura
Editor: RBA
Hoyt Mac Cionaoith acude en una noche de tormenta a los acantilados ubicados en un alto monte en Irlanda para enfrentarse a Lilith, la reina de los vampiros, esa mujer demonio que asesinó a su hermano gemelo Cian. Fue una lucha encarnizada en la que Hoyt tuvo que utilizar todo su poder como hechicero para enfrentar a la vampiresa pero solamente pudo herirla.
Tras la batalla, Hoyt quedó muy lesionado y decidió volver a casa junto a su familia. En el camino tuvo que hacer algunos altos para pernoctar y en uno de ellos, una misteriosa mujer cura sus heridas. Mientras continuaba su viaje, la diosa Morrigan se presentó ante él y le dijo que Lilith tiene un perverso plan para destruir todos los mundos y la raza humana. Para impedir esta catástrofe, los dioses habían elegido al hechicero, cuya misión es reclutar a los otros cinco elegidos y así formar el círculo de seis que será capaz de enfrentar a la vampira.
Hoyt debe encontrar en algún mundo y en alguna época a una bruja, a un guerrero, a un sabio, a un ser que es capaz de cambiar de forma y a su hermano Cian. La diosa le entrega al hechicero unas cruces que debe dar a sus familiares para protegerlos de los vampiros. Tras despedirse de su familia, Hoyt se reúne con Morrigan en un lugar conocido como “el baile de los dioses” y desde allí ella lo traslada en el tiempo, desde su época en el siglo XII hasta Nueva York en el siglo XXI donde comenzará su búsqueda.
Una vez en Nueva York, consigue encontrar a su hermano, quien es un poderoso vampiro de más de 900 años y que ahora vive utilizando el nombre de Caín como un rico y poderoso hombre de negocios. En esta ciudad será Glenna Ward, la bruja quien le encuentre a él, siguiendo las instrucciones de Morrigan.
Conscientes de su misión, aunque no muy de acuerdo con ella, deciden trasladarse a Irlanda y King, el mejor amigo y administrador del club nocturno de Cian los acompaña. Una vez allí, se instalan en la casa que una vez fue el hogar familiar de los Mac Cionaoith, y que el vampiro había adquirido. Para Hoyt es muy duro estar en el que alguna vez fue su hogar y ser consciente de que ya no volverá a ver a sus familiares, al mismo tiempo, entre él y Glenna está surgiendo un poderoso sentimiento y juntos conseguirán acoplar sus poderes mágicos para incrementarlos.
Estando en Irlanda, llegan junto a ellos Moira, la joven heredera del reino mítico de Geall, junto a su primo Larkin, quien tiene el poder de cambiar su forma a su antojo. Juntos comienzan a entrenarse para poder enfrentar a Lilith, aunque los ataques de sus esbirros se están volviendo cada vez más frecuentes. El grupo sufrirá una terrible pérdida, pero poco después, se les unirá Blair Murphy, una poderosa caza vampiros. La batalla final contra la vampira y sus huestes se llevará a cabo la noche de Samain y solamente faltan dos meses. El tiempo apremia y los elegidos deben entrenarse y sobre todo aprender a sortear sus diferencias y conseguir hacer una unidad que sea capaz de enfrentar al mal.
La cruz de Morrigan es una historia bastante entretenida con algunos elementos de novela épica mezclando con ella un poco de fantasía y vampiros. Al ser esta la primera parte de la trilogía El Círculo escrita por Nora Roberts, no podemos esperar batallas épicas, ya que es más bien introductoria y funge también como presentación de los personajes. La novela está bien construida y fluye con un ritmo dinámico valiéndose de un lenguaje claro y sencillo y con abundantes diálogos. Sin embargo, es a partir de poco después de la mitad cuando comienza a tomar un ritmo vertiginoso y podemos encontrar algún giro inesperado en la trama.
Me pareció muy original por parte de Nora crear una historia de vampiros mezclada con la mitología celta, que dicho sea de paso, se nota que tiene conocimientos al respecto. También me resultó muy interesante que tome como villana al personaje mítico de Lilith, de quien se dice fue la primera esposa de Adán y cuya rebeldía la llevó a convertirse en una criatura de la noche.
Con respecto a los personajes, en esta primera entrega Nora nos los presenta bastante bien y vamos empezando a conocerlos con sus respectivos claroscuros. Hoyt resulta por momentos un poco pesado, pero tiene su encanto. Glenna suele ser la más sensata de todos y la que busca siempre la unidad. Me agradó mucho el personaje de King, en quien la autora resalta los valores de la amistad y la lealtad. Larkin es un personaje simpático y ocurrente, a diferencia de Moira que por momentos parece un poco antipática e incluso algo sosa.
Pero sin lugar a dudas, el mejor y más interesante de todos es Cian, un vampiro duro y frío en apariencia, pero que en el fondo sufre y posee un buen corazón. Es el personaje más poderoso y el que les hace ver a sus compañeros que no son tan fuertes como creían, situándolos en su realidad. Es también el más complejo, el que tiene más claroscuros y sin duda muchos demonios internos contra los que debe luchar. Por momentos me recordó muchísimo a Lestat de Lioncourt, el famoso vampiro creado por Anne Rice, me da la impresión de que Nora se inspiró en este icónico personaje para crear a su Cian.
En resumen, tenemos una trama bien construida, entretenida y con un romance que aunque por momentos resulta un poco pesado, en el fondo termina por volverse tierno. A lo largo de la historia también surgen algunas partes cómicas, muchas de ellas protagonizadas por los comentarios mordaces de Cian, que tiene un sentido del humor ácido que resulta fascinante. Como novela introductoria de la trilogía está bastante bien y cumple su función de entretener, ahora solo resta ver cómo va a continuar Nora su historia en las otras dos partes.
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