Autor: Stephen King
Páginas: 583
Tapa: Blanda
Editor: De Bolsillo
“Cuando atraviesa uno el infierno sale de él endurecido por el fuego. Y, cuando uno ha tenido que abrasarse para hacer su voluntad, tenía que hacerlo siempre”.
Arnold (Arnie) Cunningham es un adolescente de diecisiete años que vive en la pequeña ciudad de Libertyville en Pensilvania. Es un chico estudioso y forma parte del equipo de ajedrez del colegio, esto, aunado a su rostro lleno de acné, sus enormes gafas, su timidez y carácter endeble lo convierten en el blanco de las burlas y agresiones por parte de la pandilla de abusones de la escuela conformada por Clarence “Buddy” Repperton, Don Vandenberg, Moochie Welch, Richie Trelawney y Sandy Galton.
Dennis Guilder es un joven atractivo, extrovertido y valiente, forma parte del equipo de rugby de la escuela, lo cual lo convierte en uno de los estudiantes más populares. Él es el mejor y único amigo de Arnie y en infinidad de ocasiones le ha protegido contra los abusones. Ambos chicos habían conseguido un empleo de verano con el fin de ahorrar un poco de dinero para la universidad. Un buen día, finalizada la jornada laboral cuando ambos se dirigían a casa en el viejo Duster de Dennis, Arnie vio un Plymouth Fury de 1958 con un cartel que anunciaba su venta.
El automóvil estaba aparcado en el jardín de una casa y estaba hecho una auténtica ruina, la tapicería de los asientos desgastada, los neumáticos deshinchados, la carrocería oxidada, vamos, que a simple vista era un candidato ideal para la chatarra. Sin embargo Arnie quedó prendado del vehículo y se lo compró por 250 dólares a Roland D. LeBay un sujeto desagradable y hostil, quien se refería a su carcacha como si fuese una persona llamándola cariñosamente Christine.
Desde un principio el coche le produjo a Dennis una sensación de malestar e incluso miedo al estar cerca de él, aunque no se explicaba cuál podría ser la causa. Una vez que Arnie realizó la compra, lo comunicó a sus padres Michael y Regina, quienes no vieron con buenos ojos la ocurrencia de su hijo y no le permitieron aparcar el automóvil en casa. Esto llevó al joven Cunningham alquilar una plaza de aparcamiento en el garaje de Will Darnell.
De manera casi milagrosa Christine recuperó la apariencia que tenía cuando estaba nuevo, todos creían que había sido gracias a las habilidades mecánicas de Arnie, pero tenía una falla: el odómetro no marcaba el kilometraje recorrido, al contrario, marchaba hacia atrás, como si retrocediera en el tiempo. Conforme el automóvil recobraba su antiguo aspecto, el joven Cunnhingham cambiaba también, el acné desapareció, dejó de utilizar las gafas, modificó su peinado y manera de vestir y su carácter se tornó agrio y hostil. También comenzó una relación con Leigh Cabot, la estudiante de nuevo ingreso que era considerada una de las más guapas del instituto.
A la novia de Arnie tampoco le gustaba Christine y al igual que Dennis sentía miedo al estar cerca de ella o en su interior. Tenía la sensación de que ese coche la veía como a una enemiga y con el tiempo sus temores se fueron acrecentando. Poco a poco el carácter de Arnie fue cambiando y cada vez se parecía más a Roland D. Lebay, incluso, se alejó de sus padres y de Dennis quien sufrió una fuerte lesión en un partido de rugby que lo mantuvo hospitalizado mucho tiempo.
Las cosas se complicaron cuando los abusones del colegio comenzaron a ser asesinados de manera muy violenta mediante atropellamientos. Mientras tanto Arnie se dedicaba a ayudar a Darnell en sus negocios ilícitos para obtener dinero para el mantenimiento de su auto. El inspector de policía Rudolph “Rudy” Junkins, comenzó a investigar las extrañas muertes y todos los indicios apuntaban hacia Arnie, sin embargo, siempre tenía una buena coartada a su favor.
Los cambios que experimentó Cunningham lo hicieron distanciarse de todos sus seres queridos y provocar que sus padres vivieran un autentico infierno. Incluso Leigh lo dejó debido a que casi pierde la vida en el interior de Christine. La chica poco a poco se fue acercando a Dennis que también estaba muy preocupado por su amigo y gracias a sus experiencias y a la información facilitada por George, hermano de Roland, ambos llegaron a la conclusión de que el coche tenía vida propia y el espíritu de LeBay controlaba a Arnie. Así que juntos, diseñaron un plan para derrotar a este perverso automóvil a sabiendas de que no podían fallar, de lo contrario, serían los siguientes en la lista de muerte de Christine y Roland.
Christine es una de las novelas más conocidas de Stephen King, está conformada por 51 capítulos y un epílogo y estructurada en tres partes que llevan por títulos: Canciones de automóviles juveniles, Arnie: canciones de amor adolescente y Christine: canciones de muerte de adolescentes. Al principio de cada capítulo encontramos partes de la letra de alguna canción de artistas de la talla de Bruce Springsteen, Chuck Berry, The Steve Miller Band, entre otros, todas ellas relacionadas con la trama del libro.
La primera y la tercera parte están narradas en primera persona por Dennis quien nos relata los acontecimientos desde su perspectiva, la segunda parte la cuenta un narrador omnisciente del que podemos intuir que se trata del mismo Guilder, pero contando la historia como a él se la han contado. En Christine podemos ver como Stephen King utiliza elementos comunes como un par de estudiantes y un coche para crear un perfecto libro de terror, sin duda que este hombre es el maestro indiscutible en el género.
Los personajes están muy bien trabajados, cada uno con su personalidad y actitudes muy bien definidas, aunque sin duda el más complejo es el de Arnie, que manifiesta una evolución negativa conforme va pasando más tiempo con el automóvil. Me gustó mucho que uno de los temas principales de la historia se centra en la amistad entre los dos muchachos, al grado de que Dennis arriesga su propia vida para salvar a su mejor amigo.
King nos va regalando a lo largo de la lectura unas descripciones tan elaboradas que nos invitan a sumergirnos de lleno en la trama y al mismo tiempo sentir esa atmósfera de terror que genera el coche. Pese a que es un libro de casi 600 páginas, en ningún momento decae el ritmo, por el contrario, este va incrementándose a medida que avanza la lectura, hasta llegar a un final en cierto modo esperado, aunque, una parte del final me dejó un poco mal sabor de boca, pero es el idóneo para la narración. En conclusión, es un libro que recomiendo mucho a todos los amantes del terror y a los que deseen acercarse a la obra del gran maestro King.
Si te gusta la obra de King, debes echar un vistazo a mi reseña de Rabia la obra que el autor ha pedido que se dejase de editar y hoy en día es muy difícil de conseguir.
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