Autor: V. C. Andrews
Editorial: De Bolsillo
Tapa: Blanda
Páginas: 480
Saga: Dollanganger
“Todos necesitamos que alguien nos ame, nos necesite, comparta nuestras vidas.”
La historia comienza varios años después del final de Si hubiera espinas. En este libro encontramos a Bart convertido en un joven de 24 años atractivo y elegante, recién graduado de la carrera de derecho. Jory también se ha convertido en un apuesto joven y es un bailarín consagrado, felizmente casado con Melodie Richarme, su amor de juventud, quien es también su pareja de baile.
Cindy se ha convertido en una guapa adolescente que desea ser actriz de Hollywood. Chris y Cathy ya pasan los cincuenta años y viven su amor de una manera más libre y sin remordimientos, siempre pendientes de su familia y dispuestos a todo por la felicidad de sus hijos.
Corrine había nombrado a su nieto Bart como principal heredero, le había cedido gran parte de su fortuna y Foxworth Hall, herencia que cobraría al cumplir los 25 años. Para esa ocasión la familia se traslada a la mansión para la celebración del cumpleaños y la posterior lectura del testamento. Chris y Cathy tenían planeado irse a vivir a Hawai en cuanto Bart fuese declarado heredero. Pero una cláusula del testamento y el desafortunado accidente del que es víctima Jory, encadenará a los hermanos Dollanganger a la siniestra casa.
En la mansión vivía Joel Foxworth, el hermano de Corrine a quien se había considerado muerto hasta entonces. Es un hombre siniestro y malévolo capaz de lo que sea para lograr sus objetivos. Si Jhon Amos fue una mala influencia en la infancia de Bart, ahora en la edad adulta lo es Joel.
Tras el accidente, Jory debe buscar en su interior fuerzas para salir adelante y lo conseguirá gracias al inmenso apoyo de su familia (excepto de Bart) y al nacimiento de sus hijos, los mellizos Darren y Deirdre. Por si fuera poco, también debe superar la traición de Melodie y su posterior partida. Pero la providencia envía a la mansión a Tony, una guapa enfermera contratada para cuidar a los niños, pero que llegará para quedarse en la familia y quien será de gran ayuda.
“¿Quién cuenta alguna vez las flores que mueren cuando nosotros arrancamos los hierbajos?”
En este libro regresa Cathy como narradora, lo cual me gustó muchísimo, ya que prefiero la historia contada desde su perspectiva que es más objetiva. En esta obra, Andrews se mantiene fiel a su estilo, ágil y ameno, capaz de atrapar al lector desde las primeras páginas. Las descripciones de los escenarios y los personajes y sus sentimientos son simplemente magistrales. En lo personal, me encanta la manera de escribir de esta mujer, sabe cómo hacer que te metas en el libro y en las situaciones y que seas capaz de sentir intensamente.
Con respecto a los personajes, están trazados de una manera impecable y con una evolución impresionante a lo largo de la historia. En esta ocasión, encontramos a una Cathy más sensata y juiciosa que ha aprendido de sus errores y ha llegado a convertirse en una buena madre.
Chris sigue manteniendo su línea, ese hombre apasionado por su carrera que ama intensamente a su familia. Sigue siendo el eterno optimista que busca el lado bueno de todas las cosas. Jory, es un chico encantador y es admirable su fortaleza y ganas de salir adelante, es muy fácil empatizar con él y cogerle cariño. Cindy, genera mucha simpatía por lo alegre y cariñosa que es, aunque es es demasiado atolondrada.
Bart, al igual que en el libro anterior, me generó mucho rechazo, un joven ingrato y malvado, capaz de lo que sea para encontrar su lugar. Las actitudes que mantiene con su familia, que son los que verdaderamente lo aman, solo demuestran que es una persona ruin y malagradecida. ¿Habéis oído ese refrán que dice que nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde? Bueno, pues ya os digo que encaja perfectamente en Bart, quien pudo darse cuenta de sus errores cuando fue demasiado tarde.
Melodie me resultó un personaje patético y nefasto, no puedo decir nada bueno de ella. En lo personal me generó mucha rabia lo que le hizo a Jory, solo demostró ser una niñata egoísta y frívola que solamente piensa en sí misma.
Dejo para el final al personaje más desagradable de todos, Joel, a este sí que lo odie. Si Jhon Amos me causaba repulsión, Joel me revolvía el estómago cada vez que aparecía. Es un ser perverso y manipulador que utiliza la Biblia a su conveniencia y no desperdicia ninguna ocasión para hacer daño. En verdad os puedo decir que lo odie, sobre todo por lo que estaba haciendo a los hijitos de Jory y confieso que página tras página deseaba que tuviese un castigo o que de alguna manera desapareciese de la trama.
La historia se desenvuelve de manera ágil con giros trepidantes y un final conmovedor que no os va a dejar indiferentes. Lo único que no me gustó mucho es una situación relacionada con Chris, pero en cierto modo le da un giro a la obra, no os diré cual para no haceros spoiler.
Con este libro termina la historia de los hermanos Dollanganger, una historia llena de dolor, tragedias, infortunios, alegrías, deseos de superación, constante lucha y mucho amor. Aquí se termina esta maravillosa historia con la que reí, lloré y sentí intensamente, la historia de una familia a la que le cogí un enorme cariño y que sin duda se ha convertido en una de mis sagas favoritas y que siempre tendrá un lugar muy especial en mi memoria y en mi corazón. Gracias V.C. Andrews por dar vida a la hermosa e intensa historia de una familia marcada por la tragedia y los errores del pasado.
“¿Qué hay en la condición humana que nos aferra a la tragedia con tanta tenacidad y nos hace olvidar fácilmente la felicidad que tenemos a nuestro alcance?”
Si eres de los que ha seguido a los Dollanganger y has llorado y reido con ellos, entonces no te puede perder el último libro de la saga. En Jardín Sombrío podrás saber como comenzó todo.
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