Autor: V. C. Andrews
Editorial: De Bolsillo
Páginas: 480
Saga: Dollanganger
Transcurrían los años cincuenta en la ciudad de Gladstone, Pensilvania, donde la familia Dollanganger vivía felizmente. Christopher y Corrine eran los orgullosos padres de Chris de 14 años, Catherine de 12 y los gemelos Carrie y Cory de 5, cuatro hermosos niños rubios de ojos azules a quienes los vecinos conocían como “los muñecos de Dresde”.
Todo iba bien hasta que la adversidad llamó a la puerta de los Dollanganger. Una noche, cuando madre, hijos y amigos de la familia esperaban a Christopher para festejar su cumpleaños, la policía les trae la terrible noticia de que este había fallecido en un accidente automovilístico.
Corrine, agobiada por las deudas que tenían y al sentirse incapaz de poder sacar adelante a los niños, escribe a sus padres, que vivían en Virginia, solicitando su ayuda. Su misiva es respondida y una noche, solamente con lo indispensable, madre e hijos se encaminan hacia la casa de los progenitores de Corrine.
Al llegar a Foxworth Hall, mansión de los padres de Corrine, son recibidos por la madre de esta, una mujer con semblante y actitud fríos y despiadados. A los niños se les dice que deben permanecer encerrados en la habitación que da al ático, hasta que el Señor Foxworth, que estaba muy enfermo, fallezca y su hija herede todo.
Con plena confianza, los chicos aceptan y prometen portarse bien y esperar, sin embargo el tiempo transcurre y el padre de Corrine sigue con vida y ellos encerrados. Todas las mañanas, la abuela, una mujer fría y cruel, les sube una cesta con la comida que debe llegarles para todo el día. Ella había establecido unas duras reglas y siempre que podía aprovechaba para maltratarlos psicológicamente y en alguna ocasión, físicamente.
Corrine visitaba todos los días a sus hijos, pasaba tiempo con ellos y los colmaba de ropa cara, juegos y actividades que hicieran más llevadero su encierro. Los chicos utilizaban el ático para jugar y Chris y Cathy se habían esmerado en decorarlo como un jardín para que a los gemelos no les diera miedo estar allí.
Poco a poco las visitas de Corrine se volvieron menos frecuentes y Cathy y Chris terminaron adoptando los roles de padres para los pequeños. Catherine sospechaba que su madre había dejado de interesarse por ellos, prefiriendo la vasta fortuna de sus padres, sin embargo Chris conservaba toda la fe en ella.
Chris y Cathy estaban preocupados por sus hermanitos que no crecían y se enfermaban con frecuencia, pero era la esperanza de salir de ahí algún día y realizar sus sueños la que los llevaba a soportar el impuesto claustro.
Un buen día, tras más de tres años de encierro, Cory enfermó; Corrine y la abuela se lo llevaron diciéndoles a los chicos que irían al hospital. Pero al día siguiente, les comunicaron la fatídica noticia de la muerte del pequeño a causa de una terrible pulmonía y también les dijeron que sus restos reposaban en un cementerio de las proximidades.
Fue la muerte de Cory y el descubrir lo que en realidad la provocó, lo que llevo a Chris y a Cathy a urdir un ingenioso plan para huir de Foxworth Hall cuanto antes si deseaban conservar la vida.
Flores en el ático es una historia muy cruda y estremecedora, que no podría gustarle a todo el mundo por las temáticas que trata, principalmente el incesto. El libro está narrado en primera persona a través de la voz de Cathy.
Escrito con un estilo clásico pero que resulta comprensible y ágil, la trama engancha desde el primer capítulo y a medida que avanza se va tornando cada vez más interesante, pese a que la mayor parte de la historia se desenvuelve en dos únicos escenarios: la habitación y el ático.
La manera que tiene Andrews de describir los lugares y situaciones es simplemente magistral, casi es posible ver la habitación y percibir el olor a humedad del ático o sentir el frío glacial que lo envuelve en invierno. Además la forma que tiene de narrar la historia hace muy fácil compenetrarse y empatizar con los niños.
En cuanto a los personajes, todos están muy bien perfilados y definidos, con una evolución muy grande. Cathy pasa de ser una niña inocente con el sueño de ser bailarina a convertirse en una jovencita suspicaz y llena de odio, rencor y deseos de venganza, lo cual es muy comprensible por la situación que vivió. Sin embargo Chris, siguió conservando su carácter optimista y noble, él continuó confiando en su madre pese a ver como esta los iba abandonando. Aunque cuando fue consciente de la realidad, pudo tener la cabeza fría para diseñar un plan y actuar.
La abuela, es un personaje que se hace odiar, sobre todo en ciertos episodios en los que maltrata físicamente a los niños, incluso a los gemelos que eran tan pequeños. Una mujer ruin y despreciable, capaz de actos atroces escudándose en un fanatismo religioso enfermo y en una moral hipócrita y deleznable.
Por otro lado está Corrine, quien pasó de ser una madre amorosa a convertirse en una mujer frívola capaz de olvidarse de sus hijos a cambio de una enorme fortuna. Una mujer que para obtener una herencia es capaz de hacer cualquier cosa.
Esta historia me ha encantado, tanto por la trama que es tan fuera de lo convencional, como por lo bien escrita que está. Es un libro con el que he llorado y he sonreído junto a los niños Dollanganger, como si estuviera allí presente con ellos, viéndolos jugar y desenvolverse en el ático. Es un libro que tras haberlo terminado de leer estuvo presente en mi cabeza durante un par de días, aún mientras iniciaba la lectura del segundo de la saga. Sinceramente lo recomiendo a aquellos que gusten de historias crudas y oscuras pero a la vez conmovedoras y muy humanas que hagan emerger los sentimientos a flor de piel y a aquellos que gusten de temáticas poco convencionales.
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