Autor: V. C. Andrews
Editorial: De Bolsillo
Tapa: Blanda
Páginas: 416
Saga: Dollanganger
“Si no existiesen las sombras, ¿cómo podríamos ver la luz del sol?”
Esta tercera entrega de la saga Dollanganger es relatada por los hijos de Catherine, Jory de 14 años y Bart de 9, desde la perspectiva de cada uno. Christopher y Cathy se habían trasladado a California para vivir como un matrimonio y juntos criar a los chicos. Todo iba bien hasta que un buen día, unos extraños vecinos se mudaron a la casa de al lado.
Quien había comprado la casa vecina fue una extraña mujer que siempre vestía de negro y cubría su rostro con un velo. Esta dama resultó ser una arrepentida Corrine en busca de su redención. Iba acompañada de su mayordomo, Jhon Amos, un hombre extraño y siniestro.
Poco a poco Corrine fue ganándose la simpatía de Bart, con el objetivo de poder acercarse a sus hijos. Mientras ella trataba con amor al niño, el siniestro Jhon Amos le revelaba el terrible secreto de Chris y Cathy. Como una serpiente, el malvado mayordomo fue envenenando la mente del chico de ideas religiosas manipuladas con malignidad. Además le había entregado el diario de Malcolm Neal Foxworth, padre de Corrine. Le hizo creer al pobre Bart que él debía ser el sucesor de Malcolm y el ángel vengador que castigue el pecado de los Foxworth.
Por otro lado, Chris y Cathy decidieron adoptar a Cindy Nichols, una pequeña de 2 años que se había quedado huérfana. La llegada de Cindy y las perversas ideas que Jhon Amos había sembrado en Bart, hicieron estragos en su personalidad. El niño llegó a convertirse en un ser siniestro y malévolo capaz de cualquier cosa para castigar el pecado.
En cuanto Chris y Cathy se percataron del peligro que corría su familia, decidieron acabar con toda esta situación. ¿Conseguirán los hermanos Dollanganger librarse de la maldad Foxworth y del terrible pasado de una vez por todas?
"Tiene que haber oscuridad para que se haga la luz."
Este tercer libro también me mantuvo totalmente enganchada a la lectura, sin poder parar hasta que lo terminé. Al igual que los otros dos, también me ha gustado mucho y me pareció muy original el haber cambiado de narrador. Este giro radical le aporta frescura a la historia y permite verla desde otro punto de vista.
Al igual que en las anteriores entregas, las descripciones son muy realistas, tanto que te hacen sentir como si fueses tú quien viviese las situaciones. Descripciones tan magistrales que es como si pudieras estar en los escenarios, y lo más agradable, es que no se tornan pesadas ni aburridas.
Algo que me gusta mucho de Andrews es la manera de trazar a sus personajes, lo hace de tal manera que es muy fácil conocerlos, compenetrarte y generar sentimientos hacia ellos. Cathy mantiene su línea, una mujer que busca la felicidad aunque es atormentada por el terrible pasado y Chris sigue siendo el optimista de siempre, ese pilar que ayuda a sostenerse a Cathy. De verdad os aseguro que le tengo mucho cariño a estos dos hermanos.
Jory, también se ganó mi corazón, es un chico dulce y tierno de buen corazón, muy sensible y talentoso para el ballet como su madre, y sensato y optimista como Chris. El fue un gran apoyo para sus padres en el calvario que estaban padeciendo con Bart. Para tener 14 años, el niño tenía una madurez impresionante. Jory vivía un tierno romance con una niña llamada Melody Richarme. Jory era ágil, bien parecido y hábil, además, muy comprensivo ya que supo entender el secreto de Chris y Cathy y no juzgarlos.
Por otro lado Bart es un chiquillo torpe y no muy agraciado, un pequeño confundido que se buscaba a sí mismo y su lugar en el mundo. Por causa de esta debilidad de carácter, Jhon Amos pudo imbuir en el niño sus perversas ideas. No os niego que hubo partes, especialmente hacia el final, que Bart me generaba muchísima aversión por esas ideas siniestras que tenía. Siempre consideramos a los niños como seres inocentes, por eso es difícil tratar de comprender el nivel de maldad que podía habitar en Bart. Pero quizás no era maldad, sino una terrible confusión y la falta de una guía adecuada. Es sin duda el personaje más complejo y trazado con la mayor maestría.
Corrine en algunos momentos me hizo pensar en apiadarme de ella, por mostrar el arrepentimiento que decía sentir y por lo que parecía estar sufriendo. Pero en este aspecto, si coincido con Cathy, es muy difícil olvidar tanto dolor que ocasionó a sus hijos.
Pero al personaje que en verdad detesté es Jhon Amos, un ser maligno y perverso. Este hombre es la ruindad personificada, un ser monstruoso que es capaz de lo que sea para conseguir sus objetivos. Es un perfecto manipulador, que utilizaba citas bíblicas y la religión a su conveniencia. Este sujeto me generaba tal aversión que incluso se me revolvía el estómago.
La saga, como os dije antes, me tiene enganchadísima y me está gustando mucho. Es una historia con la que he llorado, he reído y he disfrutado mucho leyéndola. Son de esos libros que consiguen generar en el lector muchas emociones, aunque si recomiendo leerlos con la mente abierta y sin prejuicios, pero sobre todo, no tratar de evaluarla con los cánones del siglo XXI. Si os gustan las historias dramáticas, cargadas de emociones intensas, giros trepidantes e historias poco convencionales, definitivamente esta saga es para vosotros.
“Dios hace maravillas por caminos misteriosos.”
La saga Dollanganger, continúa y cada vez se pone más intensa, en este enlace te dejo la reseña sobre la cuarta parte: Semillas del ayer.
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