Páginas: 429
Tapa: Blanda
Editor: Ediciones Inconexas
Egipto ha sido la cuna de una de las más grandes civilizaciones que han pisado la faz de la Tierra. En torno a las aguas del Nilo floreció una cultura que aún hasta nuestros días provoca asombro y fascinación en millones de personas en todo el planeta. Al contemplar las grandes pirámides o la esfinge es imposible no sentir fascinación por un pueblo que todavía continua envuelto en un velo de misterio.
Han sido muchos los que se han aventurado en aquellas tierras en busca de vestigios de un pasado que sin lugar a dudas fue esplendoroso. Los hallazgos han sido sorprendentes, pero si hubo uno que ha dejado maravillado a todo el mundo, ha sido el descubrimiento de la tumba del Faraón Tutankamón.
Hoy quiero hablaros acerca de un libro que me ha parecido realmente fascinante de principio a fin, se trata de El Conde y el Faraón, editado por Ediciones Inconexas. En la obra, su autora, Fiona, Condesa de Carnarvon, valiéndose de documentación privada conservada por la familia reconstruye de manera pormenorizada, lo que fue la vida de su antepasado George Herbert, V Conde de Carnarvon.
En los primeros capítulos el libro se centra en el padre de George, el IV Conde de Carnarvon, quien fue un influyente político en la Inglaterra victoriana. Iremos encontrando menciones de George y lo conoceremos como un niño con una salud un poco endeble que tenía dificultades y poca voluntad para el estudio y cuya juventud fue marcada por la tendencia a las fiestas y a las apuestas, inclinaciones que quitaban el sueño a su progenitor.
Tras morir su padre, George se convirtió en el V Conde de Carnarvon, lo cual trajo consigo una gran cantidad de responsabilidades que hicieron que el joven sentara cabeza. Muy enamorado contrajo matrimonio con Almina, hija de Alfred de Rotschild y María Wombwell y dos hijos fueron el fruto de este enlace.
El conde era un ferviente partidario del progreso y estuvo muy pendiente de los avances en la fotografía y en el surgimiento del automóvil y la aviación. Como era un amante de las artes y las antigüedades, terminó centrando su atención en el Antiguo Egipto y en los yacimientos arqueológicos que había a lo largo de aquel país.
Fue así como se asoció con el arqueólogo Howard Carter y juntos emprendieron la búsqueda de algún descubrimiento que pudiese aportar luz en cuanto la cultura que floreció en el país del Nilo. Sus afanes se vieron compensados cuando descubrieron el que sería el mayor hallazgo arqueológico del siglo XX, la tumba del Faraón Tutankamón.
Sin escatimar en detalles Fiona nos introduce en la vida familiar de la familia Carnarvon y nos muestra un retrato del Conde desde una perspectiva muy humana y cercana, tanto que es posible sentir que le conocemos como quien conoce a un buen amigo. Nos muestra a un hombre gentil y entusiasta, que ama a su familia por sobre todas las cosas y con una voluntad férrea para conseguir sus objetivos.
Me ha gustado mucho la manera en la que la autora nos va mostrando una crónica detallada de la sociedad de la época, así como de los grandes acontecimientos que dejaron huella en la humanidad. De manera magistral, Fiona nos expone la situación geopolítica del mundo de principios del siglo XX que llevó a la humanidad a sufrir el cáncer de la Primera Guerra Mundial.
Un viejo dicho menciona que “detrás de un gran hombre hay una gran mujer” y en el caso del Conde de Carnarvon cada palabra es completamente cierta. A su lado estuvo siempre Almina, su compañera, su confidente, su amor, la mujer que lo apoyó en sus emprendimientos y viajó con él a Egipto, la que creyó en sus sueños y lo impulsó a lograrlos. Una mujer valiente y comprometida que demostró su calidez humana contribuyendo en la creación de hospitales para atender a los soldados heridos en la guerra.
Ríos de tinta se han escrito para hablar acerca del descubrimiento de la tumba de Tutankamón, pero pocos han sido tan pormenorizados como el que Fiona nos trae. De manera magistral nos hace sentir que nos encontramos en Luxor, abrasados por el sol y las arenas incandescentes. Me he emocionado con cada detalle, con cada búsqueda, con cada aventura en el país de los faraones, hasta que llegó el maravilloso momento en el que Howard Carter pronunció las célebres palabras: “Veo cosas maravillosas”.
Por último solamente me resta agradecer a Ediciones Inconexas el envío de este libro del que todo lo que pueda decir es poco en cuanto a lo que merece. La editorial pone al alcance de los lectores una obra magistral para todos los amantes de la historia de Egipto y para todos aquellos que deseen saber más acerca de un personaje que ha dejado huella en los anales de la humanidad y a quien el mundo recordará por su gran hallazgo. Un retrato fidedigno que muestra su lado más humano. El Conde y el Faraón es un texto de gran valor histórico, con información muy detallada y pormenorizada de toda una época convulsa llena de grandes acontecimientos, en la que veremos menciones de destacadas figuras como fueron los miembros de la familia Rotschild, J. P. Morgan o Arthur Conan Doyle entre otros. Además, el libro viene en una edición muy cuidada y bonita y el texto se enriquece con las fotografías que vienen en la parte final.
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