Páginas: 80
Tapa: Blanda
Editor: Ediciones Arcanas
Al fallecer su segundo marido, Bernarda Alba decide imponer un riguroso luto para ella y sus cinco hijas que ha de basarse en una reclusión total, en la que durante ocho años “no ha de entrar en esta casa el viento de la calle”. Es así como las muchachas tienen prohibida cualquier salida, paseo o esparcimiento. Tras la lectura del testamento, Angustias, su primogénita e hija de su primer esposo, hereda una cuantiosa fortuna.
Al saberse la noticia de que Angustias ha sido nombrada heredera, Pepe el romano, un hombre mucho más joven que ella y también más interesado, decide pedir su mano. Quedará así concertado un matrimonio que será la causa de envidias y traiciones entre hermanas y de que la tragedia se instale en la casa de Bernarda Alba.
La casa de Bernarda Alba fue escrita por Federico García Lorca en 1936, poco antes de que fuera asesinado y fue puesta en escena en España por primera vez en 1950. Junto con Bodas de Sangre y Yerma constituye una de las llamadas Obras Rurales. En un principio esta tragedia en tres actos fue concebida como “un drama de mujeres en los pueblos de España” y actualmente es uno de los grandes clásicos de la literatura de nuestro país.
En la obra, García Lorca nos muestra un escenario opresivo y angustiante para las hijas de Bernarda, quienes se encuentran sometidas a la tiranía de una mujer que vive más preocupada por las apariencias que por el bienestar de las muchachas. Conforme se van desarrollando los acontecimientos, las tensiones en la casa irán en aumento.
Conforme el drama va avanzando y cobrando intensidad, como lectores podemos sentir la claustrofobia y la asfixia de esas cinco jóvenes que son obligadas a vivir bajo el yugo de una mujer dominante. Viven desesperadas, tristes y frustradas por que se les impide poder llevar a cabo la vida normal que cualquier muchacha desea e incluso poder conocer a un hombre con quien formar una familia.
Al ser esta una obra de teatro corta, su lectura se torna muy ágil y rápida, además, desde el principio mantiene la atención constante del lector, para llegar a un final que nos produce un auténtico sobrecogimiento. Al igual que hizo en los tres anteriores dramas, Federico García Lorca nos muestra un retrato de la Andalucía profunda de aquella época, en la que vemos un reflejo de la forma de pensar y de los usos y costumbres de sus gentes. Además enriquece la historia con algunos dichos y refranes populares.
Como es usual en la obra de García Lorca, en La casa de Bernarda Alba nos vamos a encontrar con un drama cargado de simbolismo que no solo se manifiesta en objetos o escenarios, sino también en sus personajes. Es así como la figura de Bernarda Alba representa la opresión la tiranía y el dominio, mismos que realza con el uso constante del bastón, objeto que desde tiempos inmemoriales se ha asociado al mando, al poder y a la autoridad. Estamos ante una mujer dura e inflexible, preocupada por mantener el honor y las apariencias de cara a la galería, aunque de puertas adentro reine el caos, la envidia y la desesperación.
En la casa de la familia predomina el color blanco en las estancias, una vivienda que definen como “blanquísima”, lo que hace alusión a la pureza. Sin embargo, aunque este color sea el predominante, la morada se encuentra en constante penumbra, como la sombra que se ciñe sobre el carácter de muchachas que deberían vivir una vida normal y sin embargo habitan en un claustro forzoso.
El negro es otra constante en este drama, lo encontramos en las ropas de luto que todas las que viven en la casa deben lucir. Es un color que simboliza la tristeza, el duelo y la muerte. Es también el reflejo del carácter de Magdalena y Amelia, segunda y tercera hijas de Bernarda, quienes viven tristes a la vez que resignadas a sus destinos.
Si hablamos de las hijas, tenemos a Angustias, la primogénita, una mujer dócil y sumisa que acepta contraer matrimonio sin que haya amor de por medio, solamente por cumplir con las normas sociales y acatar la voluntad de su madre. Una mujer que simplemente se limita a obedecer y a hacer lo que se le impone, aunque vaya en contra de sus anhelos.
Por contraparte, tenemos en Adela, la menor de todas, la encarnación de la rebeldía, del cuestionamiento de las normas sociales y del deseo de libertad y amor. Refleja la pasión al buscar a Pepe sin importarle las consecuencias que puedan tener sus actos. Una joven valiente que se atrevió a desafiar a su madre poniéndose un vestido de color verde y a romper su mítico bastón como símbolo del rechazo a su tiranía. Es muy parecida a María Josefa, su abuela, quien vivió siempre reprimida y ahora que es una anciana delirante es la única que se atreve a expresar lo que nadie desea escuchar.
Por último hablemos de Martirio, la penúltima, una joven frustrada y llena de resentimiento que se enamora del prometido de su hermana y siente una envidia recalcitrante hacia Adela al ver que ella mantiene amoríos con quien debía ser su cuñado.
A pesar de que Pepe el romano no figura en la historia más que solo a través de menciones, vemos en él un reflejo de la codicia y la mezquindad. Este hombre no es bien visto por La Poncia, una criada que pese a estar subordinada a Bernarda es la única que se atreve a cuestionarla, es la voz crítica que denuncia las tensiones que se viven en esa casa.
A lo largo de la obra el calor es una constante que nos simboliza la incomodidad, el conflicto interno y las pasiones reprimidas, representa a la perfección la sensación de asfixia que experimentan las cinco jóvenes.
García Lorca presenta también algunas creencias populares de la época, que en algunos sitios siguen vigentes. Se decía que si una novia usaba perlas antes o el día de su boda, son señal de lágrimas futuras, curiosamente el anillo de pedida de Angustias, portaba una de estas piedras. Se creía que tirar la sal era mal presagio y el escuchar ladrar a los perros por la noche era indicativo de una muerte cercana, solo os digo que Adela en una escena derramó la sal y en la casa de Bernarda se escucharon los lamentos de los canes.
Por último me resta agradecer a Ediciones Arcanas el envío del ejemplar y recomendaros la lectura de este gran clásico de la literatura española y universal, para ello, solamente bastará con que hagáis click aquí.
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